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Aspectos clínicos de la modificación superyoica en la situación de grupo

- trabalho apresentado por Cyro Martins no 1o. Congresso Latino-americano de Psicoterapia de grupo - 1957 - Anais do Congresso


Nota introdutória sobre texto de Cyro Martins, solicitada pela coordenação deste site ao Dr. David Zimerman, a 25 de set de 2007:

“ O  trabalho reflete com precisão uma forma de compreender a teoria e técnica da grupoterapia psicanalítica praticada há meio século atrás, e que, como tudo na vida, logo, também na psicanálise e na grupoanálise, no curso da evolução dos últimos 50 anos, também sofreu muitas transformações desde então até os dias atuais.Embora haja uma forte predominância do enfoque interpretativo nas neuroses decorrentes dos conflitos edípicos (influência de Freud), Cyro Martins - sempre atualizado -já deixa transparecer sua atenção nos conflitos pré-edípicos, situados nos primórdios orais, com a mãe; também enfatiza os importantes aspectos sádico-destrutivos, com a conseqüente formação de um superego sádico, ameaçador e cruel (influência kleiniana).Certamente quem conheceu Cyro de perto sabe que, na atualidade, ele faria uma abordagem grupal em que a sua atividade interpretativa seria mais centrada nos fenômenos que se passam no campo analítico, valorizando os papéis desempenhados por cada um e todos; os diversos tipos de vínculos e as configurações vinculares; os transtornos da comunicação; os aspetos doentes, mas também os sadios, etc. Essa modificação de conduta analítica só é possível em alguém que, como Cyro, tenha a capacidade de elaborar as vivências clínicas, de se manter atualizado com os novos conhecimentos científicos; com as transformações sócio-culturais e, sobretudo, possuir a sabedoria de extrair um aprendizado com as experiências, as boas e, principalmente, com as frustrantes''.

 

Texto integral de Cyro Martins

Trátase de un grupo masculino, compuesto de nueve personas, de las cuales comparecieron solo siete a la sesión. Son ellas: Marcelo, casado, tres hijos, treinta y siete años, pincelero de una fábrica de escobas y pinceles; Alexandre, amancebado, veinticinco años, sin profesión definida, actual­mente alejado del trabajo para fines de tratamiento de salud; Frantz, soltero, veintisiete años, sirviente de una cervecería, admitido en el grupo por ser portado de úlcera duodenal; Carlos, veintinueve años, lleva dos meses de casado, continúa morando en la casa de la madre, funcionario público (oficina) ; Machado, soltero, funcionario público (Entrepuesto de la pasteurización de la leche) ; Osorio, treinta años, ayudante de albañil, dejó el trabajo para tratarse, se lleva pésimamente con la mujer, tiene un hijo de dos años y medio; Walter, casado, veintiocho años, dos hijos pequeños, epiléptico, empleado de la limpieza pública municipal, en licencia para tratamiento.

El grupo lleva aproximadamente dos años de tratamiento, haciendo dos sesiones semanales.

El material de esta sesión gira en torno de la situación conflictuosa, de enorme ansiedad, de un Yo colectivo débil, aplastado entre las exigencias del Super yo sumamente opresivo y la fijación preedípica a la madre, por un lado, y las tendencias y fantasías agresivas, de otro. Al final de la sesión se nota que la ansiedad disminuye, surgiendo una propensión constructiva, por la aceptación de un Super yo más tolerante, objetivado en la persona del director que, al aceptar la agresión, estimula el Yo del grupo a aceptar y proyectar su agresión y, por consiguiente, a actuar con una mejor adaptación social.

Después de tres minutos de silencio, Osorio, que estaba encogido en la silla, (regando las manos con fuerza una en la otra, yergue los ojos para y empieza a hablar, con el tono de queja y tensión que le es peculiar:

—"Doctor, estoy desesperado, no sé más lo que hacer. De la última vez que estuve aquí, salí peor, y no pude hablar porque tenía miedo de usted. ¿Por qué no puedo hacer lo que quiero? Hoy no quería venir; después dije: "No, yo voy!" Después otra vez "no", y así me quedo. Quería que usted me hiciera un examen en el cuerpo para ver si tengo alguna cosa. No sé lo que quiero. Salí de casa y vine hasta aquí sin parar, directamente, sin pasar por la casa de mi madre".

(Osorio representa la parte más regresiva de la personalidad del grupo, más psicótica por lo tanto, el núcleo infantil pregenital, oral-sádico, per­seguido por figuras imaginarias amenazadoras, debido a la influencia de un Super yo cruel y a la fijación preedípica a la madre).

En términos accesibles, esas ideas fueran expuestas al grupo, bajo la forma de interpretación global. La reacción confirmadora del acierto de la interpretación no se hizo esperar, manifestándose a través de Carlos:

—"He soñado sueños confusos. Ora estoy en una ciudad, ora en otra. No tiene nexo la historia".

(Superficialmente y, por así decir, en términos de actualidad, Carlos está expresando el deseo del grupo de huir de una situación vivida como peligrosa por todos, la situación de casado. En ese plano, el sueño tiene el sentido de una tentativa de alejamiento del objeto provocador inmediato de ansiedad, la esposa. Recién casado, sirve mejor que los otros, dada la aguda vicisitud incitante de angustias que está viviendo, para expresar la defectuosa relación de objeto del grupo.)

(Interpretando más profundamente, el sueno de Carlos significa que el grupo ora está con la mujer, ora con la madre, como una expresión de la confusión de objeto. Esta relación actual reproduce también una reavivación de la ambivalencia del grupo con la madre, cuando la incitación genital en relación a la misma los amenazaba con la pérdida de la dependencia oral. Las dos mujeres actuales representan el aspecto oral y el aspecto genital de la madre.)

A seguir, Carlos da más esclarecimientos sobre sus sueños:

—"Los lugares son siempre antiguos, de épocas pasadas".

(Interpreto en el sentido de vuelta a la infancia y de los conflictos de inseguridad con la madre, reavivados ahora, con el casamiento. El desempeño de la función de marido lo asusta, como asusta a todo el grupo).

Osorio retoma luego la palabra para insistir en el mismo tema:

—"Cuando mi mujer se arregla, a mi me parece bonita, pero me quedo con asco y con rabia. Cuando veo una mujer en la calle que me gusta, tengo que venir para la casa y lloro para mi mujer. ¿Por qué todo esto? De noche no puedo dormir, miro para la otra pieza y pienso que estoy viendo un bulto, que viene sobre mi. Una vez vi, netamente, una mujer muy alta que quería acostarse conmigo. Yo dije que "no" y ella dijo que se iba a acostar aunque yo no quisiera, y sentí que ella se acostó encima de mi. Era alta, flaca y de cabellos largos. Parecida con mi mujer. Ahora preciso pedir a mi mujer que no se duerma antes de mí. Tengo miedo".

(Repito de manera más persuasiva la interpretación inicial, referente a la primera intervención de Osorio, acentuando cuánto fueran sentidas como malas, frustrantes y amenazadoras las relaciones con el objeto materno, a punto del grupo mostrarse hoy incapaz de relacionarse sufriblemente con los objetos genitales actuales. Y esto se debe a que sus relacio­nes de objeto ocurren en un plano afectivo infantil, pregenital, insensato y contradictorio, debido a la enorme carga de exigencias oral-sádicas, imposibles de satisfacer).

Machado, que vino encaminado al grupo por sentir náuseas y a veces hasta vomitar siempre que se encuentra con una cierta señora, corrobora mis interpretaciones con estos elementos:

—"Mi caso está cada vez peor. Cuando llego cerca de ella, no me siento bien. Fui a la casa de ellos y el marido de "ella" preguntó si yo iba al cine y se ofreció para comprar entradas para todos, pero yo no me sentí bien y resolví que no debía ir más al cine con ellos. No sé si es por la impresión que tengo cuando llego cerca de "ella", que preciso vomitar. . ."

(Ya había interpretado ese síntoma, en sesiones anteriores, en el sentido edípico. Ahora, mostré además como este material venía a ilustrar de modo todavía más convincente la fijación oral-digestiva a la madre mala, al pecho malo, y como los conflictos genitales eran expresiones del nivel regresivo en que se mueven los componentes del grupo, fijación y regresión esas que constituyen la fuerza despótica de las causas subyacentes de sus sentimientos de culpa. La mujer casada, con hijos, representa para el inconsciente de Machado, evidentemente, su propia madre, que lo atrae y lo asusta por la considerable carga de agresividad proyectada en el pecho materno. Así también Osorio gira constantemente alrededor de su madre, hasta anularse. Y Carlos demuestra a través de sus sueños cómo la situación traumática que constituyó el casamiento para él, lo hizo aspirar a la vuelta a lugares antiguos, de épocas pasadas, es decir, el seno materno).

A continuación, Alexandre rompe el silencio en que permaneció hasta el momento y cuenta:

—"Tuve un sueño. Soñé que estaba matando a una criatura. El chico habló conmigo y me quedé con rabia. Le di un bofetón y salí, y el chico ya estaba muerto. Me arrestaron y me pegaron con cachiporra en la policía. Antes que me agarrasen, corrí por los montes y estaba rodeado por todos los lados. Había mucha gente mirando. Yo estaba cercado. Andaba otro conmigo, no sé quién. Me amenazaron de raparme la cabeza y golpearme. Después, cuando me llevaron para la celda, yo dije: no soy yo el criminal, es otro. Desperté angustiado, queriendo contar a mi padre que estaba preso, y sin aire".

(Sobreviene un silencio y yo pido al grupo que manifieste sus ocurrencias a propósito del sueño de Alexandre). Después de alguna vacilación Alexandre vuelve sobre el sueño, diciendo:

—"Era un chico de tres a cuatro años, no sé quién. No conté a nadie y salí preocupado". —Alexandre hace una pequeña interrupción y declara, en un chorro: "Vivo en Niterói con una compañera".

Marcelo interviene:

—-"Cuando él huyó para el monte y se vió cercado, era de la conciencia que él estaba huyendo".

(Interpreto: La criatura que Alexandre en el sueño mató con la mano, a bofetadas, representa el pene. Matar la criatura a bofetadas es el acto masturbatorio. La edad del chico, de tres a cuatro años, es para significar que ese sueño corresponde regresivamente a fantasías eróticas del apogeo de la situación edípica, por eso se defiende en seguida diciendo que vive en Niterói con una compañera, como negando que su madre estuviera implicada en el caso. La policía es el padre. La acción de raparle la cabeza simboliza el castigo según la ley de Talión. Es el padre que lo castra. Este sueño sintetiza los viejos temores de castración del grupo, otro de los factores que impiden a sus relaciones de objeto la adquisición del carácter positivo normal, en la esfera de la organización genital.

(El grupo se quedó en silencio después de esta interpretación).

Interrumpiendo la pausa, que se caracterizo por una cierta perplejidad en las fisonomías, Carlos comenta:

—"A mi me dió ganas de reirme, pensando que estábamos aquí haciendo una farsa. Digo esto porque deseo ser sincero".

(Las ganas de reirse de Carlos expresan la angustia que en todos despertó ese asunto; sería una manera de negar la verdad que se encuentra en el contenido inconsciente del sueño de Alexandre).

Al callarme, Osorio irrumpe intempestivamente:

—¿(Por qué será que tengo ganas de matarme a veces? Anudo algunas corbatas y después quiero apretarme la garganta con ellas".

(Estas palabras de Osorio constituyen la contrapartida dramática dei comentario atenuante de Carlos. Osorio está liderando el grupo en ese momento, al manifestar el deseo de matarse para someter totalmente a las tendencias de muerte del Super yo. Primero él intenta reparar el pene en el acto de -anudar las corbatas, después, ante su imposibilidad, busca eludir el conflicto regresivamente, en la situación pre-natal (en la muerte), situación que aparece con mayor claridad en el sueño de Alexandre cuan­do finalmente se ve en la celda sin aire).

Ahora es Carlos quien toma la palabra nuevamente:

—"Esta idea ya se me ocurrió: matarme para provocar pena en los míos. Ayer fui al hipódromo, y cuando volví mi esposa venía a mi encuentro. Me rebelé contra esto, y dije: voy a meterme una bala en la cabeza. Cuando salgo, mi esposa espera mi vuelta en la puerta, para hacer sentir que llego tarde. Se queja de que me quedo poco con ella. En todo lo que ella dice yo procuro ver una cosa mala y siempre procuro analizar para ver si no existe una agresión suya".

(Carlos se caso y se quedo morando en la casa de la madre, que enviudó cuando el hijo tenía de cuatro a cinco años de edad. Fantasea con el suicidio para representar su deseo de retorno intrauterino, a la situación prenatal, ante la posición paranoide inicial, desplazada ahora la mujer. Se casó un tanto compulsivamente, asumió compromisos por encima de sus posibilidades y está resentido, como si le hubiesen hecho algún mal. Su odio paranoide a la mujer, común a todo el grupo, encuentra refuerzo en las reclamaciones de la esposa, que él mismo provoca a fin de aliviarse la culpa por la rabia que siente sin motivos externos).

—"Tengo la impresión de que ella exagera. Cuando entro con media hora de retraso, ella reclama" —agrega Carlos.

(Evidentemente, las quejas de la mujer se refieren a su actividad sexual insatisfactoria).

A continuación, no obstante empiece por negar, Carlos confirma lo que dijimos:

—"Ella no me observó esto. Ella dice que sabe que las relaciones sexuales en un comienzo son intensas y que yo no sigo esta regla. Al principio yo me esforzaba como si fuera una obligación. Muchas veces discutimos el aspecto físico y espiritual de las relaciones sexuales. Ella piensa que sin cariño no puede haber felicidad y yo tal vez me defienda diciendo que además de la esposa debe haber amistades, compañerismo. ¿Por qué me siento obligado a proceder así?"

(Carlos está defendiendo los anhelos homosexuales del grupo. Además, expresa la culpa generalizada por seres débiles y enfermos, captando inconscientemente el núcleo del conflicto patogénico de todos, caracterizado por la dependencia sumisa y masoquística de la imagen materna, después de un corto ensayo genital, luego violentamente reprimido. Situando este pasaje en una perspectiva edípica, lo que se comprueba es el retorno de Carlos al tema del comienzo de la sesión, cuando aparece el conflicto ante la incitación genital de la madre que implica un conflicto con el pa­dre, esto es, la perturbación de la buena elaboración de su homosexualidad. Al transferir el acento prohibitivo a su mujer, transfiere también la dificultad para sus relaciones con el hombre, sustituto actual del padre).

Nota: El Dr. Martins interrumpe aquí, por haber expirado el tiempo.

Marcelo interroga, pero en un tono que tiene mucho de afirmación:

—“¿Eso del suicidio la mayoría lo hace para inspirar sentimientos, por sentirse uno despreciado?"

Osorio, ya menos ansioso, declara:

—"Después que le digo a usted lo que quiero, siento un alivio y me quedo contento. De la otra vez no hablé y salí mal. Cuando hablo parece que mi cuerpo se queda más liviano y que me voy hacia otro mundo".

(Interpreto: Lo que Osorio quiere significar es que aquí ustedes depositan en mí, que acepto la agresión, todas las partes malas de la personalidad del grupo que os impiden establecer buen contacto con las personas del ambiente de ustedes y absorben de mí sentimientos de tolerancia para consigo mismos, por eso el estado de tensión interior disminuye y al salir de acá el mundo les parece otro mundo, el mundo ideal, sin conflictos, prenatal).

La situación transferencial positiva se caracteriza mejor en esta intervención de Marcelo:

—"Cuando me fuí a la playa, pasé en frente a este hospital. Fuí recordando las reuniones del grupo, y durante el veraneo, en los días de nuestras sesiones, yo siempre me acordaba del grupo. Me di bien allá, engordé dos kilos".

(Marcelo se dió bien allá y engordo dos kilos, porque levó de mí el permiso para descansar, no en palabras explícitas, sino bajo la forma de una actitud internalizada tolerante, síntesis de la imagen renovada del padre, ahora estimulante y comprensivo, y de la madre generosa).

Con esto, Carlos se anima a tocar más aproximadamente y con más emoción en la motivación profunda de los sentimientos de culpa del grupo:

—"Me acordé de una figura de mi sueño, era un rey, mas una figura marchitada lo que me hizo recordar mi abuela, que era vieja, arrugada, arbitraria y dominadora. Esto también me recuerda el pene impotente y blando".

(Sí, el "rey" es un rey, pero antes que fuera un rey fué una reina, como antes de papá estaba mamá. Más usted reprimió la existencia de un príncipe, por ser un príncipe desheredado. El príncipe desheredado eran ustedes, privados de las cosas buenas de la madre, que automáticamente adquirieron entonces el carácter de cosas malas. "Las cosas malas" son los pechos mustios de la abuela, en lugar de los buenos pechos de la madre.

Aquellas experiencias os fijaron a pechos mustios, a penes mustios, a cosas mustias de la vida. Parece que el grupo está viendo ahora la posibilidad de recuperar el pecho bueno a través del tratamiento. Por eso dice Marcelo
que cuando fué a la playa se acordó del grupo y entonces pudo pasar bien y aumentar dos kilos, que seguramente representan los dos pechos buenos de la madre, que él en la playa tuvo adentro, porque, mediante el tratamiento permisivo, él pudo incorporar aquello que en un tiempo primitivo le fué prohibido).

—“Sí, interviene Marcelo—, usted no prohibe, como nosotros hacemos con las criaturas. Usted quiere que seamos hombres."

(Las criaturas de que habla Marcelo son ustedes mismos, repitiendo con hijos lo que los padres hicieron otrora con ustedes.)

***

En el transcurso de esta sesión alternáronse matices de angustia y sentimientos de culpa, como afloramientos sintomáticos de la libido pregenital y sádica. Poco a poco, a medida que los componentes destructivos pudieron ser verbalizados y fueron interpretados, movilizáronse ciertas fijaciones pre-edípicas, surgieron impulsos edípicos y la disminución de la ansiedad se acentuó frente a la perspectiva de la aceptación de un Super yo benéfico y útil.

Discusión del trabajo del Dr. Cyro Martins

Dr. Gkinukrc (Bs. As.):

He podido seguir con mucho interés el trabajo del Dr. Cyro Martins. El material que ha presentado me ha parecido sumamente vívido, claro, para confirmar plenamente los puntos de vista que desarrolla en función de la existencia de ansiedades muy profundas de tipo persecutorio y depresivo ante la instancia superyoica en el grupo. Sin embargo yo quisiera referir-me a otro aspecto de su trabajo. Tengo entendido que él ubica el Super yo en la figura del director del grupo apareciendo como una imagen super­yoica mucho más tolerante que permite la modificación de la imago super­yoica interna. Pero ocurre muy frecuentemente en grupos que el superyo especialmente de esas características, está ubicado en el mismo grupo, personificado por uno de los integrantes del grupo. Creo que la ansiedad se ha aparecido en forma tan intensa, en la sesión que nos acaba de describir el Dr. Martins, y se debe a que en este momento, en el aquí y ahora de la sesión, debía estar presente, aunque se tratara de un grupo masculino, en alguno de los integrantes la personificación de esa imagen superyoica materna pre-edípica tan terrorífica y tan agresiva. Y le preguntaría en ese sentido: ¿a cuál de ellos podía corresponder? En qué medida la persona que trajo el sueño, y un sueño aunque lo trae un integrante individual siempre trasciende lo individual y pertenece prácticamente a la dinámica colectiva del grupo, al hablar de matar a la criatura, no estaba representando en ese instante esa imagen superyoica materna que estaba matando a la cria­tura que había en cada uno de los demás miembros del grupo. Nada más que esa aclaración.

Dra. Langer (Bs. As.) :

Me parece un trabajo de sumo interés y tiene mucho material impor­tante. Ahora yo quiero referirme a un aspecto un poco de lado. Quiero preguntar al Dr. Cyro Martins si he comprendido bien. Esta mañana nos hemos quejado amargamente de que todos tenemos la misma técnica. Ahora yo tuve la impresión al escuchar el trabajo de que con todo tal vez no es tan parecido, pero que no especificamos o que el Dr. Martins toma el grupo como un todo, como un todo regresivo, interpreta este término, pero no lo interpreta en el plano transferencial como solemos hacer algunos de nosotros. El Dr. Grinberg tomó un aspecto de esto, creo y entonces el grupo se configura de otra manera, en cierto sentido, que los grupos a que estamos acostumbrados aquí. Trae mucho material individual, pro­fundo, que aparentemente no se refiere al grupo. Ahora bien, tanto un criterio, lo del grupo como todo, pero dejando —según mi sentir, pueda ser que me equivoque— el aspecto transferencial estricto donde todo es referido siempre estrictamente a transferencias, tanto un criterio como el otro criterio, tomar el grupo como un todo, dejando de lado la trans­ferencia y asumiendo solamente el rol de superyo benéfico es muy respetable y muy respetable y muy interesante y yo quisiera hacer una sugerencia, porque temo que el Dr. Martins no podrá contestarme muy exten­sivamente en estos pocos minutos: que veamos este tema en parte, en la mesa redonda de técnica. Tal vez algunos de nosotros a raíz de los trabajos presentados, tenemos a través de las diferencias una mayor noción de su propia técnica y podríamos hacer el día de mañana discusiones muy interesantes, basándonos en estas diferencias que recién estamos logrando acomodar. "Lo felicito por el trabajo.

Dr. Whiting (Sgo. De Chile):

Me ha interesado mucho el irabajo del Dr. Cyro Martins. Yo querría hacer una pregunta. Cuál es el número de esta reunión y cuál había sido la relación de grupo con él antes. Me da la sensación de que el Dr. Cyro Martins en esa reunión que describe se identifica para el grupo como una imagen de la mala madre, sádico-oral, correspondiendo al Super yo para los pacientes del grupo. Y que los pacientes tratan, en un cierto sentido, indi­rectamente, de destruir el símbolo de su dependencia y frustración y que la actitud del Dr. Cyro Martins como de permitirles vivir esa fantasía, en un cierto sentido, es lo que le permite recaptar un super-yo más benévolo. Eso es todo.

Dr. Cyro Martins:

Yo creo que leyendo lo que sucede en la sesión voy a aclarar en parte, por lo menos, los comentarios. (Sigue leyendo su trabajo a partir de la interrupción que señalamos con nota.

La figura de que hablaba Grinberg es Osorio. Justamente la figura más regresiva y psicótica del grupo.

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